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sábado, 27 de junio de 2009

Fundamentación del mecanismo de resistencia bacteriana a las quinolonas

Las quinolonas presentan un espectro antibacteriano dirigido principalmente contra las bacterias gramnegativas, pero los nuevos compuestos 4-quinolónicos actúan también frente a bacterias grampositivas, algunos anaerobios y micobacterias.

Las resistencias que presentan las bacterias frente a este grupo de quimioterápicos (nuestros conocidos: ciprofloxacina, norfloxacina o levofloxacina) son cruzadas entre las de la primera generación y parece serlo también entre las fluorquinolonas entre sí. Pero no parece que exista resistencia cruzada entre ambos grupos ni con otros quimioterápicos y antibióticos.
Las quinolonas de primera generación presentan resistencias de tipo cromosómico que se deben a impermeabilidad o a mutación de la enzima sobre la que actúan. Existe resistencia cruzada entre los ácidos nalidíxico, oxolínico y piromídico, aunque muchas cepas continúan siendo sensibles al pipemídico por no afectar a este último la impermeabilidad de los otros.

En la práctica clínica se han observado resistencias en un solo escalón que al parecer se debe a la utilización de dosis insuficientes o cuando se omiten dosis del esquema indicado.
En las quinolonas de segunda generación, las resistencias por plásmidos son raras. Las más importantes clínicamente son de tipo cromosómico, debidas a modificación enzimática de la subunidad A de la girasa o a la impermeabilidad probablemente originada por modificarse los lipopolisacáridos de la pared celular de la bacteria, con lo que se alterarían las porinas e impedirían la entrada en la bacteria del quimioterápico. Las resistencias por alteraciones de la permeabilidad son más frecuentes en el caso de Klebsiella, Enterobacter, Serratia y Pseudomonas, que son gérmenes comunes que colonizan en el acto operatorio que no respeta las normas de antisepsia, mal manejo en la colocación de accesos venosos y sus cuidados en la venoclisis contínua, inadecuada higiene perineal y corporal general o en úlceras por decúbito.
Con la comercialización y el uso probablemente abusivo de las modernas fluorquinolonas se ha observado un notable incremento de las resistencias, especialmente en bacilos gramnegativos. Esta situación obliga a considerar de forma muy rigurosa las indicaciones de estos quimioterápicos.

En todo caso, la gran eficacia de estos fármacos y la comodidad que proporciona su uso oral no deben permitir que su prescripción se extienda a cualquier tipo de enfermedad infecciosa bacteriana, más aún cuando algunas bacterias han mostrado gran facilidad para desarrollar de forma rápida mecanismos de resistencia. Las modernas fluorquinolonas son demasiado imprescindibles para algunos pacientes como para permitir que su uso irracional pueda incidir de forma negativa en su actividad.
Como norma general, y quizá con la excepción de las infecciones del tracto urinario, estos fármacos deberían restringirse a aquellas situaciones en las que:

a) la bacteria presente multirresistencia,

b) la infección se localice en tejidos poco asequibles a otros fármacos ó

c) existan contraindicaciones para utilizar otros antibacterianos.

Sólo mediante el seguimiento de este tipo de criterios será posible continuar incluyendo estos quimioterápicos, a lo largo del tiempo, entre los antibacterianos de amplio espectro.

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